Como género dramático religioso, la "pastorela", también llamada en Latinoamérica "posada", tuvo su origen en los autos sacramentales llevados al Nuevo Mundo por los misioneros franciscanos aprovechando algunos aspectos de la primitiva dramaturgia de la cultura Náhuatl y otros pueblos indígenas americanos.
Entre las más antiguas pastorelas en el México colonial se menciona La Comedia de los Reyes, representada en 1527 en el atrio de la que luego sería Catedral de Cuernavaca; y entre las más famosas, La pastorela de Tepotzotlán, escrita por Jaime Saldivar y Miguel Sabido en 1963, que se pone en escena cada año en la hostería del convento de Tepotzotlán. Como muchas otras tradiciones populares fueron recogidas por el Teatro Campesino incluyendo en sus dramatizaciones aspectos sociales y políticos.
Otras fuentes proponen entre las más rancias representaciones la "pastorela de Zapotlán", donde todavía se relata en lengua indígena la primera batalla entre San Miguel y Lucifer; y la "pastorela del Altillo" en la ciudad de México.
Alternativamente relatan, en un tono festivo y participativo, las peripecias que viven, la Virgen María y San José en su camino a Belén por un lado, y por otro las luchas dialécticas entre los pastores y los demonios, que representando los siete pecados capitales, les acosan con trampas, obstáculos y tentaciones para hacerlos desistir. Otras veces es el arcángel san Miguel quien libra batalla con Lucifer, parodiando una vez más la confrontación entre el bien y el mal, y con un final feliz.
Redacción
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