Esta panadería, que en la actualidad también es un restaurante, consiente a sus clientes desde 1870, es decir casi 150 años de historia nos esperan en este lugar clásico del Centro Histórico de la Ciudad de México.
La historia cuenta que quizá fue abierta por algún vasco de Baztán, un valle entre los Pirineos y Pamplona del que emigraron hacia México muchos panaderos en la segunda mitad del siglo XIX.
Lo mejor de este lugar es el pan dulce: concha, campechana, ojo de pancha, polvorón, panqué, novia, cuerno, chilindrina o corbata, entre decenas de creaciones de la panadería tradicional mexicana.
Hay que probar la trenza de higo —hojaldre, higo y nueces—: es delgadita, doradita, rica y exclusiva de este lugar.
Además de su gran variedad de pasteles ya que los hay de todos tipos de tamaños y de sabores.
Algunos datos curiosos de esta panadería son que: en 1900 llegó a México, don Andrés Barberena para hacerse cargo de la panadería; mucho después sería uno de los más importantes empresarios de la industria panificadora mexicana.
En 1909, el novelista Pierre Llandé escribió: “Para ser un auténtico vasco, se necesitan tres cosas: llevar un apellido sonoro que hable de su origen, hablar la lengua de los hijos de Aitor; y tener un tío en América, y de preferencia, panadero”. Así de sencillo.
Así que ya lo saben tienen que visitar La Vasconia, uno de los clásicos del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Dirección: La Vasconia Tacuba 73, esq. Con calle Palma.
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