Su nombre original Real de Minas de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Guadalupe de los Álamos, de Catorce, conserva su esencia de majestuosa sierra. Un lugar que tiene bien merecido el titulo de pueblo mágico.
Los huicholes siguen presentes cuando llegan desde Durango, Zacatecas, Jalisco y Nayarit al Cerro del Quemado para ofrendar a la madre (wirikuta) donde se da el peyote.
Caminar por las pedregosas calles y conocer la Capilla de Guadalupe, el cementerio, su plaza de toros y cada una de las edificaciones de cantera es un deleite visual.
Aun se escucha el galopar de los caballos, el rebuznar de los burros y las fuertes campanadas del Templo de la Purísima Concepción. Se siguen procurando las recetas típicas y se ofrece al paladar una gran variedad de sabores tradicionales como los cabuches (flores de las cactáceas) o chocas (flores de plama).
Aunque Real de Catorce se ha dado a conocer por las narraciones de Carlos Castañeda y las películas que han sido filmadas ahí, Real de Catorce no pierde su esencia de desierto mágico.
En Real de Catorce conviven hippies, extranjeros (principalmente europeos) huicholes (los pocos que hay) y los que han nacido ahí.
Esto hace que sea el destino perfecto para quienes quieren admirar del paisaje natural que sigue intacto por las grandes marcas comerciales que publicitan por doquier.
Redacción
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