viernes, 26 de julio de 2013

Las Cantinas de la Ciudad de México, templos de historia!



Las Cantinas forman parte de la identidad de los mexicanos, dentro de ellas la convivencia fluye como si nada, es ahí donde aún pueden convivir todas la clases sociales sin miramientos ni complejos, el rico y el pobre ahí dentro eran fungen como hermanos aunque afuera si se ven ni se hablan.


Fue en los años 50´s la época dorada de las cantinas del Centro, de las más 150 cantinas del centro histórico hoy solo quedan 35, ¿el motivo? Se les está acabando la clientela de borrachos y muchas de ellas están ya volteando al turismo como una opción de supervivencia, y hacen bien porque son patrimoniales.







De una cantina ¿que nos gusta? dinteles dorados, muros color menta, gabinetes color vino y una larga barra carmesí y detrás de ella, muchas veces un hombre-“psicólogo” de corbata que sirve tragos al gusto, y detrás de él, la solidísima cantina invencible, tallada por un hábil ebanista anónimo, la inmensa mayoría de las cantinas tienen más de 100 años de “servicio”





En las cantinas las clases sociales no existen por unas horas desde un Jefe de Estado a artistas y obreros, todos juntos brindan y se divierten. Son lugares donde se va a beber, comer y romper el hielo.





Te compartimos 3 cantinas que no te debes perder de vista  en el Centro Histórico de la Ciudad de México:

EL GALLO DE ORO
Ubicación: Calle Venustiano Carranza esquina Bolívar.
Año de apertura: 1874 (139 años de operación)
Trago tradicional: Menjul.

Botana Tradicional: “Pepito” de lomo de res con jitomate o el “gallo de oro”: pollo adobado y cocinado a las brasas.



Característica principal: Hoy día es la cantina más antigua de México fundada en 1874 “Sirviendo a la comunidad desde 1874” cuelga una gran placa en su entrada 





“El Gallo” tiene la magia de convertir el día en noche y de dejar fuera al sol, gracias a sus canceles y vitrales que muestran a los santos del lugar: las marcas de cerveza.



Aquí se discuten las cosas más importantes: amor, deportes, política, negocios y todo lo que sólo puede expresarse en una charla de cantina. ¡Mesero, otra ronda!

Abre a las 9 de la mañana hay gente que espera que abra que incluso ayuda a subir las cortinas, para pedir un jugo de jitomate y almeja con cerveza y “curarse” una borrachera. Pero sólo hasta las 8 de la noche, porque también es la cantina que cierra más temprano.
Aquí ningún cantinero va a juzgar lo que pidas y la hora a la que lo pidas.




El lugar cuenta con varios salones y una barra principal, donde por las tardes se colocan ollas de comida, las botanas de la tarde, como el “Pepito” de lomo de res con jitomate o el “Gallo de Oro”: pollo adobado y cocinado a las brasas.  
Trago tradicional: Menjul a la Veracruzana:  Lleva Hierbabuena con azúcar, ron añejo, ginebra, jerez, vodka con hielo frape y se sirve en un vaso Old Fashion.




CANTINA Y MUSEO TAURINO, LA FAENA
Ubicación; Calle Venustiano Carranza 49B, Centro Histórico DF
Año de apertura:1954
Trago tradicional:Cerveza en Bola oscura
Botana tradicional:Quesadillas de papa con orégano y Chicharrones La sopa Azteca y el molcajete de carnes son clásicos

 Característica principal:Es sin duda la cantina antigua más grande de México 500 personas Es un museo taurino pero no tiene nada que ver con audioguias o exposiciones nice. Se pueden ver a comensales muy a gusto en las mesas y sillas de plástico, rodeados por las vitrinas con trajes novilleros, una rocola al centro del lugar y una Virgen de Guadalupe.



La Faena se fundó en 1954 y fue el lugar de reunión de los integrantes de la asociación mexicana de novilleros, razón por la que ahora ostenta el título de cantina-museo taurino. La Faena, sin afán ni pretensión de modernizarse.Ofrecen selección de Brandys españoles, vinos, mezcales y vodkas, la de la casa es la cerveza oscura de barril servida en su tradicional bola de cristal y acompañada de la botana, también de la casa que un día puede ser caldo de camarón.
La rocola que está en medio del salón tiene desde éxitos de la época de oro como Agustín Lara hasta las cumbias típicas de la Sonora Dinamita o Los Ángeles Azules, pasando por Roberto Jordán y Johnny Laboriel. 



En una sola noche puedes ver tanto a mujeres entaconadas, hombres con sombrero y accesorios de charrería, como al DJ en turno o el grupo tropical encargado de ambientar con cumbias en vivo.  Lo mejor son sus mosaicos llenos de "Sabiduría Cantinezca"



Carlos Monsiváis conocía bien La Faena y algunas veces se han dado cita Diego Luna o el boxeador Rubén El Púas Olivares. 
La variedad es lo que predomina en el restaurante-museo taurino La Faena. 
La caja registradora es el método de cobranza, así que evítate preguntar por terminales para tarjetas de crédito, aquí es a la antigüita.




Se siguen exhibiendo los trajes marchitos de toreros como Curro Rivera y el Flaco Valencia, colocados en enormes vitrinas llenas de polvo, entre gigantescos cuadros de toreros, una rocola y mesas de plástico.

La barra se ubica al fondo, bajo grandes letreros iluminados de cerveza y teléfonos de los años 30. Es mi lugar preferido de esta gran cantina, aquí se puede escapar del bullicio para tomarse una cerveza de barril, apurar el trago y  pagar


El Nivel; en su interior
 quedaron 156 años de historia

Ubicación; Calle Moneda No 2
Año de apertura:1872 - 2008
Trago tradicional:
Botana tradicional:Quesadillas de papa con orégano y Chicharrones La sopa Azteca y el molcajete de carnes son clásicos  La cantina más antigua de México, El Nivel, que ostentaba la primera licencia de ese giro en el Distrito Federal, cerró sus puertas de manera definitiva en el Centro Histórico.


 Luego de ser punto de encuentro de presidentes, escritores, artistas, burócratas, académicos, activistas, periodistas y turistas, durante 156 años.

Los cacahuates, el queso blanco y de puerco en cuadritos, con sus rajas en escabeche, botanas que acompañaban las cervezas frías o la bebida de casa el nivelungo (vodka, Pernod y licor de naranja) dejaron de servirse en Moneda número 2, casi esquina con la Plaza de Armas, fue en su momento parte del edificio sede de la ahora máxima casa de estudios del país


 Cruzó tres siglos como protagonista de la vida nocturna en la capital y solía, como las cantinas tradicionales, cerrar sus puertas a más tardar a las 11 de la noche, deja en su interior todo un cúmulo de historias y anécdotas.

Se dice que la mayoría de los presidentes de México cruzó alguna vez sus puertas y algunos cantantes como Agustín Lara llegaron hasta su barra–, hasta las de jóvenes estudiantes de artes plásticas, que sin dinero en los bolsillos empeñaban sus obras a cambio de un trago de cerveza.

 Licencia número uno

Lo cierto es que de sus paredes colgaba toda una suerte de pinturas, dibujos, caricaturas y fotografías, sin faltar, la copia de la licencia para la venta de bebidas alcohólicas, orgullo de los meseros, que al menor comentario de los curiosos exhibían, e inclusive emprendían toda una “ruta turística” por el lugar para presumir aquel antiguo teléfono, que utilizaban los comensales para justificar en casa su tardanza o el reloj, que con sus manecillas y números al revés, hacía retroceder el tiempo.

·         La versión que se llamó El Nivel porque había existido el primer nivel que colocó Enrico Martínez para medir cómo crecía el agua en los ex lagos de Texcoco, Zumpango, Tacuba y Azcapotzalco, cuando llovía mucho en la ciudad de México”, refirió.

Con información de: La Giraffe, La Jornada.

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